El observador de la naturaleza sabe que los Pirineos son un tesoro vivo de grandiosos paisajes que no entienden de fronteras, de bellos enclaves de alto valor donde aún habitan el oso pardo, el quebrantahuesos, el urogallo o, en lo más alto de sus cumbres, la perdiz nival. Este libro nos propone un viaje a lo largo y ancho de la cadena montañosa, desde las calas cantábricas de Jaizkibel hasta la costa mediterránea del Cap de Creus, subiendo, disfrutando y deteniéndose en una selección de 45 enclaves naturales realmente fascinantes, vividos y sentidos, a un lado y a otro de las divisorias políticas... adentrándose en sitios imprescindibles como el valle de Ordesa, la Selva de Irati, el Circo de Gavarnie, el pico Aneto, el Canigó o el macizo de Comapedrosa en Andorra, junto a otros menos conocidos -pero no por ello menos interesantes y bellos- como la Pardina del Señor, la Brecha de Rolando, el Puigpedrós, o el hayedo Artikutza. Siguiendo la huella cultural de aquellos pirineístas, naturalistas y exploradores de espíritu romántico del pasado, aquí y ahora cogemos el mapa, nos calzamos las botas, nos echamos la mochila al hombro... y remontamos con gran entusiasmo esos valles o laderas para ir en busca de la nieve, del color del otoño, del despertar primaveral y del agradable frescor de un amanecer veraniego en los Pirineos. La vida nos espera. Las maravillas de estas montañas están ahí...