Entre los muchos Caminos de Santiago señalizados que vuelven a conducir por España a Santiago de Compostela uno de los más populares es el Camino del Norte, que discurre a lo largo de la costa cantábrica. Si bien también aquí aumenta constantemente el número de peregrinos, sin embargo éste supone una escasa décima parte de los más de 100.000 peregrinos que cada año recorren el Camino Francés. Precisamente en ello radica el encanto del Camino del Norte: Los caminantes jacobeos aún encontrarán aquí el equilibrio entre la paz y la tranquilidad, lejos del bullicio, y la oportunidad de compartir experiencias con los pocos compañeros de viaje. Al mismo tiempo el Camino del Norte es un destino paisajístico y cultural que merece la pena. La costa cantábrica es verde y amena unas veces, brava y abrupta otras. Ciudades como el elegante balneario de San Sebastián, el Bilbao devenido de centro industrial en ciudad cultural con el Museo Guggenheim, las pinturas rupestres únicas de Altamira, aunque también Gernika, que nos torna pensativos, son algunas de las estaciones más destacadas. Otros lugares más desconocidos y de