Con relación a la invasión china del Tíbet, un asunto sobre el cual es raro encontrar una comprensión general, la narración de Robert W. Ford es de un gran valor histórico, ya que son pocos los que observaron en primera persona los acontecimientos trágicos que tuvieron lugar en el techo del mundo.
La presente historia describe una imagen franca del Tíbet, tal como el autor lo vio en sus últimos años de independencia. Al mismo tiempo que expresa su afecto por los tibetanos y su estilo de vida único, también destaca los defectos que contribuyeron a la vulnerabilidad del país.
La historia de su captura, y de los interrogatorios a los que fue sometido por los comunistas chinos, es reveladora, ya que muestra claramente la incapacidad de estos últimos para aceptar cualquier otra versión de los hechos que no fuera la suya.
Más de 60 años después, la invasión china del Tíbet es todavía una situación no resuelta y muchos tibetanos siguen sufriendo y luchando por su lengua y cultura milenarias.