Este libro no está con nadie. Ni va contra nadie. Va sólo contra el error de los hombres, inspirado por la angustia de que ese error se repita un día, o de que a un error procedan errores mayores. Y este libro, no estando con nadie, podría estar con todos. En el anhelo de una España mejor coinciden el autor, el lector, el político y aun aquel que execrará este libro. En cuanto al camino que podría llevar a España hacia unos mejores destinos, la disparidad es ya evidente. El choque de ideales obedece a una ley biológica en la vida de los pueblos. Anhela una España mejor el que propugna un ideal de concordia y de evolución constructiva, y la anhela el que mantiene una ideal de violencia y de reforma. Por una España mejor se agitan el que puso en la tradición sus amores y el que los puso en un afán de creación y de reconstrucción. España, empero, y los pueblos que no son España, viven de la realidad y no del anhelo. Viven de lo que son y no de los que sus hombres quisieran que fuesen. El anhelo que se frustra no es más que un sueño que se perdió en la noche.