Si hay una palabra que alcanza a definir la ciudad de El
Cairo es la de embriaguez y con su libro Max Rodenbeck viene a reafirmar esa sensación.Es fácil caer en la descripción historicista con una ciudad que puede
alardear de historia como ninguna otra; sin embargo,
evitando los tópicos, por otro lado tan recurrentes, el
autor centra su atención en algo que, en ocasiones, pasa desapercibido: la vida.Rodenbeck evita tratar la ciudad como un ente individual; baja a las calles, las casas, los mercados y nos da a conocer la vida de los cairotas.
Evitando cualquier deriva hacia el relato costumbrista,
que por definición es limitado, Rodenbeck se abre hacia el tiempo; ofrece al lector un recorrido por la ciudad