Estas pequeñas monografías, de amena e interesante lectura, forman un friso impresionista, magníficamente ilustrado con fotografías de García Omedes, que despliega ante nosotros, como brillante tapiz, una gran variedad de motivos y aspectos del Románico aragonés que nos ayudan a situarlo en el tiempo y circunstancias en que desarrollan sus trabajos maestros como el de Jaca o Agüero cuando plasmaron en piedra el mundo en que vivían.