Steven M. Druker interpuso una demanda que obligó a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) a hacer públicos sus archivos sobre los alimentos modificados genéticamente. Fue así cómo se descubrió que la agencia había ocultado las advertencias de sus propios científicos sobre los riesgos, mentido sobre los datos y acelerado la entrada de estos alimentos en el mercado quebrantando la legislación federal.