A finales del siglo XVIII, el pastor anglicano Gilbert White, un hombre tranquilo que ha dedicado la mayor parte de su tiempo a estudiar la vida y las conversaciones de los animales, publica una serie de cartas en las que describe el mundo natural que tiene a su alrededor. A más de 200 años de distancia, La Historia Natural de Selborne continúa manteniendo todo su encanto. La viveza de sus descripciones y su capacidad de evocación hacen que mantenga hoy el mismo interés que cuando estas cartas fueron enviadas por primera vez. Las observaciones de White son precisas, y plantean cuestiones no siempre fáciles de resolver: las golondrinas ¿emigran o se esconden durante el invierno? ¿cuál es el origen de la paloma doméstica? ¿para qué sirven las lombrices de tierra? Y tantas cosas más. Un caso notable de observador atento a los detalles, que lo mismo encuentra una especie no descrita de ratón como un pequeño pájaro que suele pasar desapercibido, o se regocija con el comportamiento de las gallinas comunes. Con un estilo muy directo, como a lo largo de una amable conversación, va desplegando una peculiar Historia Natural que deja traslucir tanto la emoción de ver y explicar algunos hechos por vez primera, como la perplejidad ante aquello para lo que no puede encontrar una interpretación plausible.