La configuración de la metrópolis moderna conllevó transformaciones de carácter económico y social, al
tiempo que generó una cultura visual con modos de mirar y sentir desconocidos hasta entonces. A través del hilo conductor de las urbes de París, Barcelona y Berlín, este libro estudia cómo fue percibida la ciudad espectacular y qué función se le otorgaba en la creación de imaginarios colectivos. Desde la historia del arte, la literatura, la fotografía, los media, y también desde la esfera de los sentidos, en este volumen se entrelazan las visiones optimistas, que emanaron de una ciudad radiante en constante desarrollo y transformada por los avances técnicos, con la concepción de la metrópolis como un monstruo corrupto en sus aspectos más degenerados, que devora la naturaleza circundante. Ahondando en esta dicotomía presente en tres puntos del continente europeo, los autores proyectan una mirada global que contempla tanto los triunfos como las contradicciones de la ciudad moderna.