Inseparable del devenir del siglo XX, en especial de las luchas sociales en Europa, desde la Revolución rusa hasta la segunda guerra mundial, la figura de Victor Serge no deja de crecer. Fue anarquista y revolucionario, pero también el fecundo autor de una obra en la que se dan la mano la aventura personal, el testimonio de una época y la gran literatura. Hijo de exiliados rusos huidos de la tiranía zarista, su infancia de miseria queda simbolizada en la muerte de un hermano por hambre. Pronto su espíritu crítico lo llevará a la militancia, primero en el movimiento obrero belga, luego en el anarquismo francés, por lo que sufre persecución y cárcel. En la Barcelona insurrecta de principios del XX, será amigo de Ascaso, Durruti, Nin, Seguí? Cuando en Rusia se enciende la mecha revolucionaria de 1917, se suma al movimiento. Testigo y protagonista, nos deja incomparables retratos de personajes únicos en la vorágine de la historia: Kropotkin, Lenin, Trotsky, Balabanova, Figner, Zinoviev, y también de otros intelectuales arrastrados por la marea: Gorki, Essenin, Maiakovski, Istrati, Pilniak, Gumilev. Son extraordinarias sus estampas de la España revolucionaria, de Viena y Berlín en ebullición, de las inciertas noches de Moscú y Petrogrado. Pronto denunciará la degradación del bolchevismo. Su crítica de los atropellos, la represión y los crímenes le deparará el acoso y el Gulag. Sufrió el periplo de un «disidente» ruso: difamación, censura, prisión, deportación y expulsión de la URSS. Jamás claudicó. Para Serge, cada hombre es responsable de sí mismo y del prójimo. Estas memorias son un acto político, además de un monumento literario: con pensamiento diáfano, disecciona las contradicciones del proceso revolucionario y los mecanismos del autoritarismo, también del conformismo individual y colectivo. La presente edición, anotada, ha estado a cargo de Jean Rière, responsable de las ediciones críticas de la obra de Serge en Francia. La traducción es del poeta valenciano Tomás Segovia. El volumen incluye 16 páginas de fotografías. Afirma Jean Rière que de este libro emana «una extraordinaria energía, una intensidad de vida y de pensamiento, una fuerza exaltada y exaltante». Su lucidez quiere ser un eslabón en la historia de la lucha de la humanidad por sus ideales y derechos.