"¿Cómo se denomina al que regresa?", se pregunta Lucas cuando vuelve a su casa, donde ahora viven dos desconocidos: Felisberto y Eloy. El regreso es una larga conversación con su padre muerto, un reproche, una invocación, una súplica. Su madre fue enviada lejos y en el jardín que tanto amaba solo crece la mala hierba. Ellos viven con Sarai, Noah y Mara, las mujeres que lo criaron y que ahora les pertenecen, como todo lo demás. Lucas se convierte en testigo del derrumbe de su pasado: las paredes se desmoronan, los rincones acumulan podredumbre, todo es oscuridad. Pero es esa oscuridad la que conduce a Lucas hacia el mundo subterráneo que ha sobrevivido a la invasión: el mundo de los insectos.