Una fuerte personalidad emana de las empinadas y sinuosas calles de Oporto. La capital del norte de Portugal, la ciudad del Duero, la que guarda un equilibrio perfecto entre tradición y modernidad, es famosa por su vino y sus bodegas, sus siete puentes y su original mezcla de melancolía y vitalidad. Oporto ha sabido conservar sus antiguos usos y costumbres y un genuino espíritu de barrio, especialmente en su centro histórico, el barrio de la Baixa, un laberinto de callejuelas repletas de tascas y tabernas . Y a sólo una hora de viaje está Coimbra, el centro intelectual y espiritual de Portugal, asentada sobre una colina y rodeada de pinos y arrozales, la ciudad universitaria por excelencia en la que visitar lugares y construcciones históricas que se aferran a la colina que se levanta por encima de las curvas del Río Mondego y desde donde se puede apreciar su pintoresco laberinto de calles medievales