Durante las dos guerras mundiales, el mar Cantábrico fue un cruento escenario de batalla en el que los dos bandos en lucha mantuvieron una enconada guerra naval. Los beligerantes, principalmente los alemanes cuya flota marítima era demasiado reducida como para poder disputar al bando aliado el dominio en la superficie de los mares, utilizaron estratégicamente sus sumergibles para atacar el tráfico marítimo enemigo.