La necesidad de llevar a cabo esta obra/trabajo surgió de la forma más curiosa cuando en una cena de Noche Vieja celebrada en Torres del Obispo a mediados de los años diez de este siglo me di cuenta de que todo el mundo estaba hablando castellano: en apenas treinta años habíamos pasado de tener personas mayores que nunca supieron hablar castellano sin soltar muchísimos charrazos en aragonés de Torres a que este estuviera en vías de extinción y del olvido, es decir en las tres pedretas. Era perentorio recoger todo el vocabulario posible para evitar que cayera en el olvido. Así comenzó este trabajo, con la esperanza de que pueda servir de herramienta tanto para la recuperación como para el estudio de una rica lengua que se está quedando, poco a poco, en el olvido y que pierde hablantes cada vez que muere uno de nuestros mayores sin olvidar las tradiciones, dichos, adivinanzas, etc. que se basan en esta variedad del aragonés de la Baja Ribagorza.