Esta guía es práctica, cómoda y básica para conocer lo esencial de estas dos ciudades castellanas. Ávila, ciudad conventual, dentro del perímetro de sus murallas, las mejores de Europa en su estilo, se encierra un casco histórico notable que le ha valido el reconocimiento de la UNESCO, como Patrimonio de la Humanidad. La ciudad que vio nacer a Santa Teresa de Jesús, nos recibe con plazas presididas por antiguos templos, edificios históricos, iglesias romanas y una catedral-fortaleza iniciada en el siglo XII. Como colofón a la visita, Ávila nos permite disfrutar de una rica gastronomía con excelentes carnes, legumbres o las tradicionales yemas de Santa Teresa.
Segovia, ciudad castellana convertida en principal destino turístico. En alguna parte de su fisionomía, la ciudad parece haberse anclado en el siglo XVI, momento en el que consigue su máximo esplendor. En la actualidad, a su rica gastronomía y a sus emblemáticos edificios entre los que destacan el Acueducto, el Alcázar, la iglesia de San Esteban o la catedral hay que añadir iglesias románicas, casas-fortalezas o palacios renacentistas. Segovia es una ciudad para deambular por sus calles, perderse y descubrir rincones secretos.