LORENZO SEVILLA ISIDRO DOMINGO MARISCAL RIVERA
En este segundo volumen de la guía del excursionista del Campo de Gibraltar se han descrito 21 senderos: siete de ellos recorren las sierras litorales y un buen tramo de la línea de costa comarcal; otros catorce se han trazado en torno a las ciudades campogibraltareñas, para conformar un buen paquete de rutas de salud, al alcance de todos y que nos servirán de guía para conocer los aspectos más interesantes de nuestro entorno urbano y periurbano.
En total, los dos volúmenes suman 48 senderos que ayudarán al lector a recorrer lo más importante, a nuestro criterio, del entorno comarcal, muy determinado por la posición geográfica y por la variedad de paisajes y ecosistemas que lo conforman.
Dicha posición geográfica, junto con la climatología, muy influenciadas por la presencia del Estrecho de Gibraltar, marcan, en primer lugar, sus caracteres naturales y paisajísticos: montañas litorales que sumergen sus faldas en el mar, abruptos acantilados azotados por vientos y temporales, extensas playas de arena fina ocupando las vaguadas que se extienden entre las cadenas montañosas; amplias dunas y plataformas arenosas alimentadas por los vientos, en las que sobrevive un amplio catálogo biológico, rico y amenazado; fondos marinos, plataformas rocosas y arrecifes llenos de vida vegetal y animal; fenómenos tan importantes para la naturaleza mundial como las migraciones de aves, peces y cetáceos, entre Europa y África, el Mediterráneo y el Atlántico.
Conocer esta comarca también supone, en segundo lugar, recorrer su lado humano, complemento imprescindible de los buenos senderistas: la ancestral cultura campogibraltareña, fruto de un hibridaje también marcado por la puerta de entrada, natural y humana, que siempre ha sido el Estrecho, su vocación de tierra fronteriza (la presencia de Gibraltar y la cercanía de África imprimen carácter); sus pueblos y ciudades, situados a medio camino entre la tradición y la modernidad; las huellas arqueológicas de una historia comarcal, que ha determinado, en muchos momentos, el devenir del Viejo y el Nuevo Mundo; y, para disfrutar culminando la jornada senderista, una exquisita gastronomía que marida a la perfección los mejores productos del mar y la montaña.
Querido lector, tienes en tus manos un instrumento que te será muy útil para conjugar la práctica del senderismo con un sano turismo activo y cultural. No dejes de disfrutarlo. ¡Buen camino, buen conocimiento y buen provecho!