Esta obra es un análisis de conjunto sobre la historia de España y Portugal de los últimos ciento veinte años. En ella se abordan de forma crítica los principales tópi-cos que existen sobre la Península Ibérica y sobre las relaciones entre sus dos principales Estados como, por ejemplo, el alcance de ese histórico nacionalismo antiespañol típico del pequeño país atlántico, correspondido desde España por la incomprensión y, en ocasiones la negación, de la realidad nacional portuguesa. La repetida e insustancial retórica de la hermandad ibérica siempre ha escondido el carácter complejo y problemático de las relaciones entre dos países unidos por la geografía y separados por la historia. Las dictaduras alumbraron el Pacto Ibérico, que a pesar de su naturaleza autoritaria consiguió crear condiciones de respeto y reconocimiento mutuo que permitieron transformar las relaciones peninsulares. La democracia y la entrada conjunta en las Comunidades Europeas cambiaron definitivamente la política, la economía y la propia naturaleza de las sociedades ibéricas, consiguiendo que ambos países no sólo hayan establecido una excelente relación formal, sino una nueva forma de percibir la Península en cuanto espacio basado en el Estado de Derecho, la democracia y la solidaridad.
A pesar de los avances conseguidos, todavía no han desaparecido por completo los viejos recuerdos del antiespañolismo portugués y del desconocimiento y la infravaloración que España sigue demostrando hacia su vecino occidental. En todo caso, el siglo XXI se presenta como una verdadera ventana de oportunidad para que ambos países cooperen en la consecución de un espacio peninsular más integrado y desarrollado, que pueda empujar hacia una transformación efec-tiva de la balbuceante Unión Europea actual y, en general, del propio proceso de globalización, para que asuma un carácter más solidario, cooperativo e inclusivo que el desarrollado hasta el momento.