El control de la estabilidad de las formulaciones farmacéuticas conlleva dos etapas diferenciadas. En primer término, deben establecerse en el preparado unas características reproducibles y de cierta robustez, conocidas como especificaciones de calidad, y que deben incluir su forma y propiedades físicas, su seguridad y pureza química, su seguridad microbiológica y su potencia.