LÓPEZ DE LACALLE RAMOS, SILBIA
Este libro contiene la belleza árida de unas islas en las que, según su descubridor, Dios había hecho llover piedras, y donde los manantiales procuraban agua más salada que la del mar. Rodeadas de fuertes corrientes, vientos impredecibles e imponentes arrecifes, los marineros las creían malditas o dudaban de su existencia: eran un espejismo, una sombra, no islas reales. Ese espejismo habita en el libro, que relata un viaje donde palpitan aves y respiran volcanes, pero que esquiva una narración ordenada. Y que surgió casi sin querer, recopilando dibujos y relatos. Todos rebosantes de amor a la naturaleza y casi todos sobre sucesos que, como escribió un explorador, pueden parecer triviales, pero que se mantienen en perfecta armonía con el espíritu de las Galápagos, el espíritu de lo inesperado. El cormorán sin alas, uno de los animales que solo existe en estas islas, hace algo precioso: macho y hembra se turnan para cuidar de los pollos mientras van y vienen de pescar y siempre se llevan regalos, como ramilletes de algas, estrellas de mar opalitos. Este libro es nuestro palito.