Los macizos de Gúdar y Javalambre derraman su nieve por los hondos barrancos hasta el cauce del río Mijares: aguas que van hacia el Mediterráneo como se fueron los hijos de las gentes que antaño asentaron la frontera sur de Aragón; pueblos apiñados al pie de un castillo, masadas humildes o poderosas, ermitas recónditas, artigas y pastizales por los que aún trasiegan los rebaños, pinares y pinares. Tierra meridional: veranos bulliciosos de fiesta y reencuentro y, todo el año, la faz del paisaje primigenio.