Un archivo inédito del Cuerpo Jurídico Militar ha permitido al autor investigar durante más de cinco años, uno a uno, los expedientes de condenados a muerte que a partir de 1939 fueron remitidos al Jefe del Estado para que decidiera la conmutación de la pena capital o su ejecución. El número real de ejecutados, unos 15.000, fue inferior a las cifras publicadas hasta ahora. Sobre todo, una Orden del propio Franco de enero de 1940 favoreció que la mayor parte de las condenas a muerte fueran conmutadas. Una obra con centenares de casos y testimonios de enorme dramatismo que muestran la trágica dureza de la posguerra, pero que al tiempo sitúa en sus justos límites la larga polémica en torno a la represión y las penas de muerte ejecutadas y su proceso.