De la misma manera que un romancero es una colección de romances, un palabrero es una colección de palabras. En este libro se presenta una colección relacionada con nombres comunes de elementos geológicos, como rocas o minerales, y también con topónimos que designan lugares con un significado especial, geológico, en cualquiera de sus vertientes: geomorfológica, hidrológica, petrológica o minera. Muchos de estos vocablos están hoy, desgraciadamente, en desuso o son escasamente conocidos o utilizados por los investigadores o aficionados a las ciencias de la Tierra. Muchos de los términos recopilados en este palabrero son auténticas joyas lingüísticas que no merecen estar condenadas a desaparecer por falta de uso o por mero desconocimiento. Las nuevas generaciones deben saber qué es una alfaguara en Andalucía o un argayo en Asturias; un boquerón en Castilla-La Mancha o una burga en Galicia; un cabezo en Murcia o un jameo en Canarias. Y entenderán cómo es posible que los mejores jacintos de Compostela se encuentren en la Comunidad valenciana, que existan fuentes mentirosas en Cataluña o que una apretura no sea lo que parece en Extremadura.