Barbarie popular. El universo poético de Federico García Lorca se transforma en Nueva York (1929-1930). De su experiencia norteamericana a lo largo de, aproximadamente, un año surge un poeta renovado. Lo extranjero -lo bárbaro- impregna su sensibilidad. Paradójicamente, atrás queda la barbarie -la fiereza- hispánica y gitana. Algo parecido sucede con Luis Martínez Comín. La barbarie popular recorre sus ilustraciones. Un acceso a un texto poético nada convencional, nada complaciente, empuja al ilustrador por un torrente de preguntas, de sensaciones, de estímulos En él está Dalí, las Venus perigordienses y Homer Simpson, y todo un acercamiento muy personal a uno de los grandes poetas del planeta, en buena parte, gracias a Nueva York.