«¡Oh, amigos míos, no hay ningún amigo!». Esta frase atribuida a Aristóteles es el punto de partida y el hilo conductor de Políticas de la amistad. Desde ella, Derrida efectúa un viaje laberíntico en el que se enfrenta con la necesidad de crear o aceptar un nuevo concepto de la amistad y con ello, un nuevo concepto de lo político en general y de la democracia en particular. En los textos entrelazados de Aristóteles, Platón, Cicerón, Montaigne, Kant, Hegel, Nietzsche, Michelet, Schmitt, Heidegger o Blanchot, el pensador francés analiza y examina la historia del concepto de la amistad.