El Ejército de la Monarquía Hispánica constituyó el principal instrumento para la consolidación del Imperio español, y también el factor determinante para retrasar su decadencia, un objetivo conseguido a costa de sucesivas bancarrotas y del abandono de la construcción de estructuras sociales y económicas que permitieran consolidar el futuro del reino.
Tras su papel determinante en la Guerra de la Independencia, el Ejército se convirtió en un actor político capaz de derribar reyes o de instaurarlos, de apoyar cambios de régimen e influir en la política de los gobiernos moderados o liberales. Agitando el
espantajo de la fuerza, logró imponer al Estado unos determinados principios basados en una ideología militar que giraba alrededor de la particular interpretación de las ideas de honor, nación y patria.
Las estructuras sobredimensionadas del Ejército y de la Marina, y cuatro guerras civiles durante el siglo XIX, además de una veintena de asonadas, carcomieron hasta el tuétano los recursos del Estado y lastraron el progreso del país, distanciándolo de los Estados europeos para apuntalar un imperio y sistema político caducos.
El proceso se agravó durante la siguiente centuria, marcada por las guerras coloniales, dos dictaduras y una Guerra Civil, que definieron al Ejército como garante del poder, a costa de mantener un modelo atrasado, impropio y sobredimensionado que desangraba más aún si cabe los recursos del Estado. Durante la transición política hacia un nuevo modelo de Estado se produjo una dicotomía entre el pasado y la renovación conceptual e ideológica, pero sin que se llevase a cabo un debate profundo sobre el papel de las Fuerzas Armadas en la sociedad actual, que transitaron desde el golpismo de finales del siglo pasado al creciente militarismo contemporáneo, azuzado por las crisis internacionales y el rearme ideológico conservador.
Unos factores que condicionan las políticas económicas con reminiscencias de épocas pasadas. En este libro, Francisco Gracia Alonso, catedrático en la Universidad de Barcelona y experto en historia militar, analiza el impacto social y económico de las Fuerzas Armadas sobre la estructura del Estado español desde principios del siglo XVI hasta el presente y, en especial, el interés de las sucesivas cúpulas militares por imponer su pensamiento sobre la sociedad atendiendo a un único principio: gobernar el caos.