La Tercera Guerra Carlista dio comienzo en abril de 1872 y se prolongó hasta febrero de 1876. Al igual que sucedió con la Primera, la zona vasco-navarra se constituyó en el principal baluarte de los defensores de esa rama de los Borbones. Cantabria fue de este modo uno de los puntos de mayor importancia estratégica del conflicto, y su territorio, en especial su zona oriental, sufrió tal circunstancia.